Nunca estuve en ninguna parte.
Sin embargo,
hoy los paisajes surgen,
viajan, vienen a verme,
se suceden.
Paisajes verdes
y de verdes sin nombre.
y de verdes sin nombre.
Paisajes duros
y suaves arenales.
Paisajes y ecos
perdidos en un éxodo,
Paisajes y ecos
perdidos en un éxodo,
Frente al balcón,
mostrándose,
mostrándose,
los que plantan raíces
en el Edén primero;
los de ensueño de cuando
me creía despierto;
los que añoran fulgores
en la verdad del ciego;
los abruptos con cumbres
que descienden el miedo;
los descubiertos por
locos aventureros;
los escondidos prestos
para amar en secreto;
los sumergidos dentro
del grito de los peces;
los desnudos que siempre
se visten de desierto.
los falsos naturales
que nada tienen cierto;
los jardines salvados
del beso de la ortiga;
los que Dios quiso un día
y se desdijo luego;
y, por fin, mi vacío
paisaje sin encuentro.
paisaje sin encuentro.
Salir,
arrimarse al balcón,
es el fácil capricho
de quien tiene accesible
el amplio mirador del cielo.
Dentro de lo que cabe,
un privilegio.
un privilegio.
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