Yo tenía un manzano,
siempre con cinco frutos
como cinco bordados.
En mi frente asomados,
de las ramas pendían
velando su gusano.
Pero alguien taló el árbol
y arrodilló manzanas
a los pies del cadalso.
¿Quién lo hizo? Fueron cuatro,
con el hacha cortante
y la sombra en las manos.
con el hacha cortante
y la sombra en las manos.
Mi campo degollado:
cinco manzanas rotas
de cuerpo disecado.
El fruto asesinado
les dio, al comerlo, polvo,
y el gusano, sudario.
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